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PROYECTO CURATORIAL
Titulada "Femenino(s): Visualidades, Acciones y Afectos", esta bienal plantea una pregunta que aborda la fricción central de la cultura democrática contemporánea: la participación de la sociedad basada en el concepto de diferencia, entendido como multiplicidad y no como separación, como lo expresó Denise Ferreira da Silva.
También toma como punto de partida las preguntas planteadas por la teórica Nelly Richard en su libro Masculino/Femenino (1993), en el contexto latinoamericano de las transiciones democráticas. Sus preguntas abordan el lugar social de lo femenino, sus construcciones, sus incompatibilidades y la superación de las lógicas binarias excluyentes. Estas preguntas son plenamente relevantes, especialmente en un momento en que lo femenino retoma agendas incumplidas desde la década de 1960, retomando las cuestiones de la década de 1990 y amplificando su urgencia como consecuencia del aumento de la violencia contra las mujeres y los grupos LGBTTQ+; el aumento de la pobreza y los sistemas de exclusión y discriminación; y la observación crítica y atenta de los programas que atentan contra los recursos naturales del planeta. Resalta la importancia de la creatividad para desafiar límites y restricciones.
En este sentido, se inspira en una frase poética de Carolina Maria de Jesus, campesina, poeta y cronista afrobrasileña, quien abrió espacios entre el trabajo y el cuidado de sus hijos para escribir. Escribió en la riqueza de la favela y a pesar de las limitaciones impuestas por la violencia racial (pos)colonial. Escribió "Hasta que pase la lluvia". Palabras e imágenes se depositaron en su papel, dibujando territorios que apuntan a una posible libertad. Porque la escritura explora los límites que las circunstancias imponen al lenguaje.
Clarice Lispector probablemente aludió a estas condiciones de la creación cuando se refirió a la tarea de superar imposibilidades: "Todo lo que sé no lo puedo escribir", escribió, nombrando el "lujo del silencio". Más allá de la obviedad de los significados, desplazados en una época en que se reducen a lugares comunes, en una comunicación plana, el diagrama expositivo de la bienal apunta a la lectura atenta de una comunidad interpretativa capaz de acercarse a una red de sensibilidades y discursos que admiten la disidencia como trampolín para la argumentación y la deliberación. Porque, sabemos, es necesario hablar y explorar las diferentes formas de nombrar para evitar clasificaciones uniformes.
Se centra en las propuestas de mujeres artistas y en todas las sensibilidades no binarias, fluidas y no normativas. Especialmente aquellas que se expresan en su oposición a las más diversas formas de violencia.
Se trata de conectar con las aspiraciones de las mayorías a las que nos dirigen muchas obras, entre las que se incluyen artistas afrodescendientes e indígenas, cuya presencia continúa evocando reflexiones críticas en el mundo del arte, que, sin embargo, es excluyente. Se trata de escuchar con atención y abordar seriamente todo aquello que los estereotipos marginan. Todas las voces, desde sus respuestas y propuestas heterogéneas, constituyen cultura.
Se expande con las propuestas de artistas colaboradores o aliados, quienes comparten el deseo de un orden social menos opresivo y discriminatorio en términos de género.
Existen numerosas poéticas que inspiran el diseño de un nuevo horizonte simbólico y cultural donde las diferencias de género no se traduzcan en desigualdades ni subordinación. Todas las historias necesitan ser contadas y comunicadas para que las narrativas se vuelvan plurales.
Se enriquece con las creaciones de quienes trabajan con materiales y técnicas tradicionalmente atribuidos a las artes femeninas.
Hay creatividad en las formas de concebir lo común, a partir de experiencias de vida e historias cotidianas que deben ser escuchadas como voces de una diversidad sin diferencias. Las experiencias que expanden la expresión de la comunidad contribuyen a la conversación, el intercambio y la necesaria reconstrucción de un tejido social herido por el abuso y la precariedad. Esta interacción genera intercambios a partir de los cuales podemos imaginar otras formas de conocimiento. Todos los lenguajes nos pertenecen, sin jerarquías de valor ni segregación de contenido.
Aspira a compartir el ejercicio colectivo de inventar nuevas formas de hacer, decir, pensar y crear. Una plataforma que funciona como foro y coro de expresiones y escucha. Busca funcionar como un espacio que transforme la estructura tradicionalmente excluyente de las representaciones simbólicas y culturales que rigen el mundo del arte. La dimensión educativa es fundamental para crear espacios de intercambio, debate y encuentro entre los diferentes públicos que crearán sus propias bienales. La bienal se propone como un espacio para la celebración colectiva del pensamiento y la creación conjunta, para afrontar con imaginación crítica los retos de fortalecer un pacto democrático que amplíe y diversifique los contornos de la ciudadanía.
Andrea Giunta
EQUIPO
Curador jefe
Andrea Giunta
Curadores asistentes
Dorota María Biczel
Fabiana Lopes
Curador de la
Programa Educativo
Igor Simões
Otros enlaces
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