Al ritmo del compás, las personas se reúnen, bailan y viven momentos que marcan sus vidas. En una pista de baile o en un gran estadio, la música siempre será una llamada a sentir, expresar y compartir. La música transforma espacios cotidianos en escenarios de celebración, donde las diferencias se disuelven y la vibración del sonido guía los cuerpos en movimiento. Es en la pista de baile, en el redoble de un tambor o en el bajo retumbante de un sistema de sonido, donde la música demuestra su capacidad para conectar, conmover y liberar.

En el Instituto Goethe, el ritmo lo transforma todo en una fiesta. Aquí, la celebración es motivo de conexión colectiva. La música cobra forma en un gran espectáculo de luces y sonido. Es en este ambiente vibrante que la obra de la artista Bonikta, expuesta en el muro del Instituto, nos invita a reflexionar sobre cómo el sonido, la cultura y la celebración van de la mano, creando experiencias que trascienden el tiempo y hacen de la música un elemento esencial de la vida.