Al igual que las prácticas artísticas de Usina do Gasômetro, que funcionan poniendo en tensión la supuesta rigidez de las disciplinas, las obras que componen este Snap se articulan mediante la fricción, y cada obra e investigación artística apuntan en una dirección diferente. Al centrarnos en la acción de frotar dos piedras, nos damos cuenta de que la chispa es un tercer espacio de acción. Aunque mínima, es el lugar donde se crea la energía. El objetivo es que el espacio expositivo sea este tercer lugar, resultante de la fricción entre las reflexiones que suscitan las obras.

Los espacios de contacto que provocan la chispa, y por ende la exposición, se configuran de la siguiente manera: el sonido, que algunas obras abordan como reflejo de experiencias colectivas humanas y no humanas, mientras que otras lo utilizan desde la capacidad de desafiar las políticas del placer y su intencionada mercantilización; la cultura material y visual contemporánea, así como las relaciones sociales que las han configurado como fetiches de consumo; y las prácticas cotidianas, en su capacidad para fomentar movilizaciones colectivas.